El final esperado.
Aunque el clima no nos puso fácil acceder al complejo de Cabanes entre Valls, como ya hemos explicado en el post anterior, finalmente llegamos.
En la masia los responsables se encargaron de agilizar los tramites de ingreso de todos los huéspedes de una manera fantástica y super eficaz, ya que tras el incidente de la entrada y como era lógico, llegamos todos a la vez.
Tras una breve explicación del funcionamiento de todo y de seleccionar nuestro menú para la cena, enseguida nos dirigimos al coche, con el que pudimos acceder hasta justo debajo de nuestra cabaña, cosa que se agradecía por toda la lluvia que había estado cayendo y que aún caia, aunque de manera muy sutil.
Una vez en la cabaña el clásico ritual de explorarlo todo no pudo faltar y además no decepcionó en absoluto, no faltaba ni un sólo detalle, ni decorativo ni de cualquier otra cosa que se pueda necesitar, es todo muy bonito, esta muy bien pensado para que no falte de nada en la estancia. (Y para hacer fotos de todo sin parar).
En resumidas cuentas el lugar es perfecto para desconectar de nuestra ajetreada vida, muy muy recomendable para cargar pilas y olvidarnos del estrés y nerviosismo de los que acabamos siendo víctimas sin querer. La perfecta inmersión en la naturaleza sin renunciar a las comodidades que nos hacen la vida más fácil.