Polinizando (macro)

Una vez más al igual que en otras ocasiones mi pasión por la lavanda y mi objetivo macro son dos cosas que me salvaron estos meses atrás de parte del agobio en el confinamiento. A veces incluso con la aparición de algún espontáneo siempre bienvenido en estos casos. 

Tímidamente al principio, aunque es cuestión de paciencia y sigilo en este caso, finalmente conseguí algunas fotos inesperadas aquella tarde. 

Desconfinando la cámara

Una de las cosas que mas he echado de menos estos días de confinamiento ha sido salir a pasear por la montaña, no poder respirar su aire ( aunque sea con mascarilla) era algo que me estaba empezando a pasar factura. Por suerte hoy hemos podido poner remedio a eso y a pesar de que ha sido complicado encontrar un sitio para estar mas o menos tranquilos, cosa por otro lado normal ya que entiendo que mas de uno y de dos estarían como yo, hemos podido aprovechar la mañana dando un paseo y haciendo (POR FIN) alguna que otra foto macro, ¡Si claro, como no! también he desconfinado el macro. 

Grandalla (Narcissus poeticus)

Grandalla (Narcissus poeticus)

Orquídea piramidal (Anacamptis pyramidalis)

Orquídea piramidal (Anacamptis pyramidalis)

Mirar por las ventanas

De tanto mirar por la ventana me voy a fundir con ella, tengo suerte de las vistas que tengo en tres de ellas, que compensan con creces el desastre de las otras dos, desde las que he descubierto que en todos esos edificios que me rodean vive gente a la que nunca hasta ahora había visto.

Este repentino robo de libertad ha hecho resurgir los balcones, que han pasado de ser unos simples trasteros llenos de cosas que ni siquiera recordamos tener,  a ser la parte más importante de nuestros hogares e incluso hacerte subir un escalafón en esta sociedad confinada.

Esta nueva primavera de pijama, zapatillas de andar por casa y cabezas despeinadas ¡con canas a tutiplen! en la que hemos huido más que nunca y con todos los medios a nuestro, de la soledad a pesar de estar abogados a ella de una manera irremediable.

Después de todo no todos los años 15 días se convierten en 65,  al menos a mi no me había pasado nunca, y mucho menos cuando estamos en la playa en verano, que te llamen y te digan. » no puedes venir a trabajar lo vamos a alargar 15 días y luego otra prórroga de otros 15 y así hasta llegar a 65″ no habría filtro solar que soportara eso, ¿ o si? tampoco lo sé como nunca me ha pasado….

Tras todos estos días y lo que ha pasado durante los mismos he llegado a varias conclusiones; 

La primera que la compra compulsiva del papel de WC sólo puede deberse a que estábamos cagados de miedo, aunque nadie lo vaya admitir nunca.

La segunda que tener mascota nunca había sido una necesidad vital y que a pesar de las bromas muy necesarias por supuesto, deberíamos tomarnos su importancia más en serio.

La tercera, ay! sobretodo la tercera, la filosofía de Marie Kondo ha reinado a nivel mundial como nunca, ¡Que limpio y ordenado lo tengo todo! a pesar de que no sabemos si lo hemos hecho con agradecimiento o con cierto agobio, ni tampoco lo que durará…. aun así esta toda la casa fantástica.

Con el entusiasmo de tener tiempo, nos hemos venido arriba y lo que empezó como un poner » un poco» de orden en el armario  ha acabado con el susodicho mueble desmontado en el cuarto de la plancha, ahora además de plancharlo todo hay que buscar las instrucciones por no tener la más remota idea de como volver a montarlo.

Y la cuarta, la que más tiempo nos roba disfrazándolo de entretenimiento, introduciéndonos en una agradable burbuja de información a la carta y distanciamiento del momento presente, siempre fuimos esclavos de las pantallas pero esta cuarentena ha sido el colmo de los colmos el móvil. 

En el móvil está ya que no puede más, hemos mandado una media de 1000 o 2000 mensajes por whatsapp,  hemos hablado con gente de la que no recordábamos ni su existencia, hasta salimos todos ganadores en  un sorteo ficticio de una escoba y una fregona ¡para que cayeramos en la cuenta de que había que  hacer algo más productivo ! ( se supone que era broma pero algo de serio llevaba seguro).

Por cierto ¿los mensajes de whatsapp cuentan como literatura? porque entonces yo ya me he leído en estos días todo lo que hay que leerse antes de morir.

También nos hemos vuelto unos magos de la videollamada y las video conferencias , sabemos qué luces que hay que encender y las que hay que apagar y los libros que hay que poner en la librería de rigor que hace las veces de fondo, hemos aprendido a peinarnos mientras descolgamos y a dónde hay que enfocar para que todo parezca fantástico y maravilloso, y hemos ahorrado en ropa de trabajo de cintura para abajo. ¡De aquí a a la fama!!.. y a  comprar pijamas y chandals, parte inferior sobretodo.

Y por último, la quinta de las cosas que nos ha traído la cuarentena, ha sido la convivencia, que aunque no nos lo parezca, es difícil y no la teníamos demasiado por la mano, hay gente que se ha dado cuenta de que apenas conoce a esa persona con la  que vive. Dicen que incluso divorcios!!!! 

No solemos pasar demasiado tiempo en casa, coincidir durante tanto tiempo, por eso estos días hay quien ha descubierto rarezas en el otro de las que o no era consciente hasta ahora o de repente empiezan resultar desagradables.

  • ¿Desde cuando pones eso ahí?

  • ¡Desde siempre! – Cara de sorpresa y desagrado. Opción A, discutir. Opción B, tengo un mensaje en el whatsapp. 

(Me voy a quedar con la B.)

Al principio la necesidad de aprovechar aquel tiempo regalado, empezó ocupándose con todo aquello que siempre queríamos hacer, un día que en apariencia no había nada que hacer paso a convertirse en uno con la agenda llena, por la mañana yoga, primera ducha del día  cambio de pijama, no mejor  un chándal, no sabiamos que teniamos tantos, luego desayunar tranquilamente, ay no! tranquilamente no que empieza la visita virtual al museo y ya sin darnos cuenta me da la hora del aperitivo.  

-¿Tenemos patatas, y aceitunas? 

-si está todo detrás de esa montaña de papel de Wc que llena toda la despensa.

-¿ Qué comemos hoy?

 -pastel de postre seguro, que hay que gastar toda esa levadura que hemos comprado…

 Después de comer a activarse con la pintura, que no es bueno estar tanto en el sofá, las paredes de este color quedan mucho mejor que antes. Haría falta montar y colocar el armario en su sitio y antes de las siete que empieza la clase de Pilates por instagram, segunda ducha del día, dicen que para el virus es bueno lavarse las manos, una ducha irá mejor ¿no? se supone,¿ y dos? 

madre mía los aplausos de las ocho, ¡que no llegamos!! aquí cada día empiezan antes, ¡pero si son menos cinco!

Pon la tele que empieza la rueda de prensa.

¿Que tenemos para cenar?…

65 días dan para mucho, para más de lo que nos podamos imaginar.

A 2020 lo recordaremos como el año que duró 300 días porque un bichito de las narices nos quitó 65, será el año del coronavirus, de la cuarentena, pero también el año en el que la naturaleza le dió una lección enorme a la humanidad que supongo que se verá más adelante si la aprendió o no, porque seguramente habrá examen y sea sorpresa. 


¿Habrá cambiado algo ahí fuera…. y dentro?

Ha sido mucho el tiempo que hemos tenido para reflexionar y  mirar por las ventanas
Afrontábamos esto hace ya 57 días con apenas una ligera conciencia de lo que se nos venía encima y  con la incertidumbre de quien obedece a pies juntillas porque no tiene ni idea de lo que está ocurriendo.

Nos aferrábamos al exterior por medio de ventanas, balcones, terrazas, cada cual con lo que le había tocado en esta nueva lotería donde los premios consisten en metros cuadrados al aire libre.

Lo que iban a ser 15 días, pronto aumentaron a otros 15 y luego unos cuantos más y así llegamos a día de hoy a los 57 días.

Con la vista en el futuro también desconocido que nos traerá vete tu a saber qué, me detengo un poco en el pasado, este pasado reciente y  en todo lo ocurrido, completamente segura de que comparto intención con mucha gente que forma parte de esa tribu que a veces sentimos a través del sensor de una cámara y necesitamos de ella para poder expresarnos.

Esta siendo inmensa la cantidad de personas, tanto profesionales como aficionados que están recopilando y compartiendo en redes sociales,  todos esos momentos con intención de guardarlos en nuestra memoria colectiva, estoy segura que esperando que de ellos surja ese futuro que está a punto de arrancar y que de todo lo vivido se origine algo útil y que sobretodo nos haga ser mejores. 

Todos hemos pasado fechas señaladas en casa sin poder compartir con los demás y todos hemos buscado el mejor modo de paliar esos momentos en los que no estábamos espléndidos precisamente, en mi caso me he refugiado, como no, en la foto, con la gran diferencia de que esta vez y como gran novedad, el objetivo me apuntaba a mi,( tampoco había mucha alternativa, la verdad, la gata se mueve demasiado). En su mayor parte, las fotos reflejan la acción que  estaba llevando a cabo, como buena escapista de objetivos que soy no tengo ni la más remota idea de posar (seamos claros, se me da fatal) así que la solución una vez más, era la acción.


Respecto a este auto acompañamiento, mi cuarentena empezó mirando hacia afuera a través de la ventana, continuó volviendo la mirada hacia el interior con la cámara como intermediario  para llegar a mirar desde dentro hacia afuera sin cámara y sin nada. No se cual ha sido la etapa  más difícil de todas, tengo mis sospechas pero me las quedo para mi.

hoy por hoy l tengo la sensación de que efectivamente he experimentado algún tipo de cambio, haciendo recuento si que me da la impresión de que esta situación habrá marcado un antes y un después, quizás no sólo a nivel económico esperemos que a nivel emocional también.

Y a ti ¿te ha cambiado en algo la cuarentena?


Experimentando con el macro

Como ya he comentado en ocasiones anteriores, la cámara, o mejor dicho mi afición por la fotografía,  me está salvando de mucho en este dichoso confinamiento que me empieza a sobrepasar a de vez en cuando. Por suerte hay momentos de todo tipo incluso de inspiración y ello unido una vez más a la fotografía macro que se puede practicar en cualquier parte, facilita mucho el paso de estas horas que a veces se hacen eternas. 

La naturaleza sigue su curso.

En estos momentos los que tenemos la suerte de poseer un espacio al aire libre mas allá de un balcón somos más conscientes del gran valor que tiene ese pequeño rincón en nuestra vida.
Aunque no te libra del aislamiento social, si que te va haciendo un poco mas llevadera la situación .
Estos días mientras estamos confinados, fuera de nuestros hogares la vida sigue su curso, y como se escribe en muchos mensajes y post que circulan por nuestros móviles la naturaleza parece que ha revivido de un modo asombroso ante nuestra falta de actividad, esto nos da mucho que pensar o al menos debería hacerlo.

Saber aprender y aprovechar


Confinamiento por peligro de contagio del covid-19

Viviendo días complicados ( no es una frase hecha pero quizás un poco manida si.)
#dia 20
Después de muchos días obligándome a mí misma  a mantenerme activa, ocupada y optimista, salgo del bajón que evidentemente acaba produciendo el tan necesario, aunque por otra parte también evitado, dejarse llevar. Ese dejarse llevar que en realidad no es tan malo, como tampoco lo és el sentir miedo.
Miedo contra el que pretendemos luchar metiéndonos en una burbuja de optimismo a la que alimentamos haciendo ejercicio como nunca en la vida y  aprendiendo a hacer cosas nuevas para así ocupar la mente. Esa burbuja, no es para nada real y al final lo mejor que podemos hacer es acabar aceptando ese miedo para aprender a vivirlo, sentirlo e ir creciendo a través de él. Aunque  es verdad que para llegar a esto hay un proceso, es necesario trabajar nuestras emociones y no siempre estamos dispuestos o incluso a veces no sabemos.
Personalmente, hace tiempo que me pica la curiosidad sobre cómo funciona nuestro cerebro y en esta aventura de aprender, no es que me vaya a hacer experta ni mucho menos pero he descubierto a la que yo llamo “mi gran amiga la amígdala”  que es el centro de control del miedo, el centro de mando y la que nos pega esos cortocircuitos paralizando por completo nuestra capacidad racional haciendo por ejemplo, que acumulemos desesperadamente rollos de papel higiénico cuando un virus desconocido invade países cercanos.
Pues con esa, con mi gran amiga amígdala llevo yo luchando día tras día hace muchos años y en ello estamos porque como dicen los expertos, hay maneras de cortocircuitarla ( ahhh donde las dan las toman maja!)
Hay en las redes sociales una innumerable cantidad de información al respecto, a causa claro está de esta especie de histeria colectiva que nos ha invadido con esta situación.
Uno nunca piensa que le van a pasar esas cosas que estamos acostumbrados ver en las películas, con esas historias tan bien desarrolladas, con sus picos de intriga, emoción y su feliz desenlace que en la tranquilidad del sofá intuimos casi desde el principio. Ahí radica la primera diferencia, esto no es ficción, está pasando de verdad. Aunque cuesta creerlo,  cuando todas las noticias que nos llegan al respecto lo hacen a través de todas esas pantallas en las que nos miramos a diario y continúamente. A través de ellas llegan también todas esas propuestas con las que ocupar este tiempo que siempre ansiamos y del que ahora disponemos paradójicamente sin saber qué hacer con él. 
Resulta curioso que al principio la mayoría de nosotros empezáramos por emplearlo en ocupaciones habitualmente fastidiosas  o que vamos aplazando, como hacer las tareas de casa, pero cuando la cosa se alarga en el tiempo, es necesario tirar del ingenio y sobrellevarlo como buenamente se pueda. Lo importante es llegar a estar en paz y en calma con uno mismo, cada uno a su modo. Ya sea reordenando armarios o decorando la biblioteca. Mentalizarse y pensar que ya no falta mucho para que sea situación acabe pero mientras tanto intentemos ser felices. Y sentir nuestras emociones, aprender de ellas y dejarlas fluir, esto es lo más importante de todo. 
Siii, ya se que suena muy zen pero ¿Si no aprovechamos este retiro obligado y este tiempo para hacer lo que no podemos hacer nunca porque no tenemos tiempo,cuando lo vamos a hacer? 

¿Y tú, cómo estás pasando la cuarentena?

Después de varios días confinados en casa, con sus diferentes etapas y sus consiguientes estados de ánimo, a modo de montaña rusa, llego al «modo aceptación»  pero al real no al de resignación en plan «es que no queda otra» intento sacar lo positivo del asunto, (aunque tengo amigos que me discutirían esto hasta la saciedad, uno sobretodo  jejeje) disfrutar de la situación en medida de lo posible y aprovechar,  cómo recomiendan en medios de comunicación, para hacer lo que nunca tenemos tiempo de hacer…. personalmente me he decantado por un curso de fotografía online, ya que como ya he comentado muchas veces la cámara de fotos es mi terapia más efectiva.
Tiempo atrás hice uno, la verdad es que me gustó mucho la experiencia y nunca había repetido, por falta de tiempo quizás. 
Sigo hace ya tiempo que  una escuela por instagram, pero nunca me había animado a adquirir un curso, hay que decir también que los descuentos tan atractivos que están ofreciéndonos muchas de las plataformas online, en estos día son para aprovecharlos y  de agradecer. 
La necesidad de ocupar la mente en algo, ha conseguido que me lea en 5 días lo que en otras circunstancias hubiera tardado un mes en leer,  e incluso he podido llevarlo a la práctica, con la consiguiente subida de endorfinas que algún que otro resultado me esta aportando, creo que aguantare hasta el final de todo esto, al menos eso prefiero pensar ¿ Y vosotros como estáis llevando esta cuarentena?

Tiempo

En estos días de confinamiento obligado, la palabra se ha vuelto tan parte de nuestra vida qué nuestros dispositivos electrónicos nos la sugieren ya automáticamente.

Resulta complicado gestionar, al menos a mí, tanto tiempo libre en un espacio tan nuestro, personal y en ocasiones desconocido ¡Parece mentira, hay gente que esta encontrando cosas en casa que no sabía ni que tenía!
Irónico además el echo de pensar, con nuestra a veces frágil memoria, que la mayoría del tiempo anhelamos tener, valga la redundancia, más tiempo para hacer cosas que nuestras obligaciones no nos permiten disfrutar, tales como leer, escribir o descansar sin más… es ahí donde nos damos cuenta de que estamos hechos para estar ocupados. Nuestra mente no está entrenada para tanto descanso, físico claro, ya que mental ya nos gustaría tenerlo. La buena noticia es que podemos entrenarla, las redes están plagadas de opciones para ocupar nuestro tiempo y nuestras mentes con el fin de olvidarnos y sobrellevar, durante el tiempo que sea posible esta realidad que nos empieza a superar a todos en un momento u otro. 
Personalmente y ya sin necesidad de confinamiento suelo ser a nivel emocional y nervioso una montaña rusa, cosa que la situación no me está facilitando demasiado, aunque debo decir al respecto qué estoy aprendiendo mucho de la situación, que me está sirviendo para darme cuenta de muchas cosas de las que no era consciente del todo y para reafirmarme en otras que ya descubrí hace tiempo. Como digo últimamente mucho por redes sociales, hay que buscar la manera de sacarle provecho a la situación. 
Buscar algo que siempre os haya gustado hacer y para lo que nunca tenéis tiempo, pensar en eso que os pasa por la mente la mañana que os da pereza ir a trabajar y os quedaríais en casa y ¡hacerlo! Pensar en la manera de que cuando volvamos a nuestras rutinas, este tiempo en casa haya valido más la pena y no sólo por un bien social sino porque nos ha enriquecido más como personas individual y colectivamente. Algo que no se esfume al cabo de unos meses de nuestras memorias y se quede en una anécdota que contar de vez en cuando. 

De vuelta al macro.

 Siempre he dicho que la fotografía era para mi un modo de desconexión y relax, una afición que me aporta algo más que entretenimiento en mi tiempo libre.
Como buena curiosa que soy, me ha gustado siempre experimentar con todos los campos y a veces lo que más me gusta es lo que más tardo en descubrir.
Es lo que me ocurrió con la fotografía macro, para la que curiosamente se necesita una paciencia y calma, similares a las que digo yo, te debe de aportar hacer yoga o el tan de moda mindfullness; hace poco leí en un blog de foto que la especialidad macro era el yoga de la fotografía y  me hizo gracia encontrar en escrito de otros lo que me hacía parecido a mi misma hacía no tanto.
Unas de mis primeras macro y que publiqué también en este blog hace ya un tiempo. http://txerideisphotos.blogspot.com/2017/12/en-el-jardin-de-francoise.html