Saber aprender y aprovechar


Confinamiento por peligro de contagio del covid-19

Viviendo días complicados ( no es una frase hecha pero quizás un poco manida si.)
#dia 20
Después de muchos días obligándome a mí misma  a mantenerme activa, ocupada y optimista, salgo del bajón que evidentemente acaba produciendo el tan necesario, aunque por otra parte también evitado, dejarse llevar. Ese dejarse llevar que en realidad no es tan malo, como tampoco lo és el sentir miedo.
Miedo contra el que pretendemos luchar metiéndonos en una burbuja de optimismo a la que alimentamos haciendo ejercicio como nunca en la vida y  aprendiendo a hacer cosas nuevas para así ocupar la mente. Esa burbuja, no es para nada real y al final lo mejor que podemos hacer es acabar aceptando ese miedo para aprender a vivirlo, sentirlo e ir creciendo a través de él. Aunque  es verdad que para llegar a esto hay un proceso, es necesario trabajar nuestras emociones y no siempre estamos dispuestos o incluso a veces no sabemos.
Personalmente, hace tiempo que me pica la curiosidad sobre cómo funciona nuestro cerebro y en esta aventura de aprender, no es que me vaya a hacer experta ni mucho menos pero he descubierto a la que yo llamo “mi gran amiga la amígdala”  que es el centro de control del miedo, el centro de mando y la que nos pega esos cortocircuitos paralizando por completo nuestra capacidad racional haciendo por ejemplo, que acumulemos desesperadamente rollos de papel higiénico cuando un virus desconocido invade países cercanos.
Pues con esa, con mi gran amiga amígdala llevo yo luchando día tras día hace muchos años y en ello estamos porque como dicen los expertos, hay maneras de cortocircuitarla ( ahhh donde las dan las toman maja!)
Hay en las redes sociales una innumerable cantidad de información al respecto, a causa claro está de esta especie de histeria colectiva que nos ha invadido con esta situación.
Uno nunca piensa que le van a pasar esas cosas que estamos acostumbrados ver en las películas, con esas historias tan bien desarrolladas, con sus picos de intriga, emoción y su feliz desenlace que en la tranquilidad del sofá intuimos casi desde el principio. Ahí radica la primera diferencia, esto no es ficción, está pasando de verdad. Aunque cuesta creerlo,  cuando todas las noticias que nos llegan al respecto lo hacen a través de todas esas pantallas en las que nos miramos a diario y continúamente. A través de ellas llegan también todas esas propuestas con las que ocupar este tiempo que siempre ansiamos y del que ahora disponemos paradójicamente sin saber qué hacer con él. 
Resulta curioso que al principio la mayoría de nosotros empezáramos por emplearlo en ocupaciones habitualmente fastidiosas  o que vamos aplazando, como hacer las tareas de casa, pero cuando la cosa se alarga en el tiempo, es necesario tirar del ingenio y sobrellevarlo como buenamente se pueda. Lo importante es llegar a estar en paz y en calma con uno mismo, cada uno a su modo. Ya sea reordenando armarios o decorando la biblioteca. Mentalizarse y pensar que ya no falta mucho para que sea situación acabe pero mientras tanto intentemos ser felices. Y sentir nuestras emociones, aprender de ellas y dejarlas fluir, esto es lo más importante de todo. 
Siii, ya se que suena muy zen pero ¿Si no aprovechamos este retiro obligado y este tiempo para hacer lo que no podemos hacer nunca porque no tenemos tiempo,cuando lo vamos a hacer? 

Nuevos caminos

La vida sigue su curso, como un rio incansable sigue su carrera hacia el mar.
Puede que para uno mismo haya habido un punto y seguido, aparte incluso, pero lo cierto es que a excepción de ti mismo, es posible que nadie haya notado el cambio.
Otros como tú ya han recorrido ese sendero, podrías seguir sus huellas, escuchando sus vivencias, tomar consejo en sus palabras intentando tomar decisiones correctas, pero de poco te servirán las experiencias  de otros, has de vivir las tuyas propias y tomar tus decisiones porqué sólo así llegarás al destino correcto,  porque sólo tú sabes a dónde quieres ir en realidad.

Silencio

Un bien preciado y aunque a simple vista fácil de conseguir nada más lejos de la realidad.
¿Cuando fue la última vez que disfrutasteis del silencio absoluto?
Hay ocasiones en las que el poco valorado silencio puede aportarnos mucho bien.
En silencio meditamos, pensamos y guardamos nuestros mayores temores.
En silencio se suele sufrir y pasarlo mal, pocas veces se expresan los dolores mas profundos y reales en voz alta.
 Aunque también  nos aporta paz, relax, meditación y conexión con uno mismo. Por eso hay que esforzarse en buscarlo ya que a veces huimos de él ya sea consciente o inconscientemente.
Una vez le dije a mi abuela que tenia la música tan alta para no oírme pensar, se lo solté así, sin más, hasta a mi me sorprendió aquella frase una vez dicha, pero era la pura realidad en aquel momento. 

Volver

Al final siempre volvemos… volvemos a los principios, volvemos la vista atrás, volvemos a llevar nuestros pasos a esos lugares donde hace años nos invadió aquel sentimiento de inmensa felicidad.
Volvemos para que los recuerdos vuelvan, nos invadan, nos sobrecojan, nos sorprendan. Todos tenemos un sitio donde hay que volver a pesar del miedo, a pesar del dolor, a pesar de todo,  porque la vida sigue y ahí están esos recuerdos, esas vivencias grabadas para siempre a fuego en nuestro ser,  formando parte de nosotros, haciéndonos como somos.
Esos recuerdos por más que tardes , siempre están ahí, esperaran pacientes a que vuelvas a vivirlos, a que vuelvas a soñarlos, a sentirlos. Nunca se van a ir, van a esperar, dormidos, escondidos en lo mas hondo de tu mente, haciéndote creer que han desaparecido ya, pero un día, vuelves a ese lugar  y al hacerlo, recuperas esos sentimientos, esa felicidad, esas vivencias. Y solo piensas «porque he tardado tanto en volver, había olvidado esto», y la vida y tu mente te vuelven a sorprender, dándote una gran lección.
Esos recuerdos pasan a formar parte de otros nuevos,  y así sucesivamente y esa es la razón de volver, poder recordar, poder volver a sentir, aunque duela al principio, al final siempre volvemos, (o deberíamos hacerlo) porque es lo que hay que hacer para poder seguir adelante.