La semana pasada quedó inaugurada la tercera edición del Andorra landart,
evento que se viene organizando desde el 2015 en el principado de Andorra donde los artistas exponen sus obras al publico de un modo como bastante original.
No se realmente por que razón me atraen este tipo de actividades, aunque este año más allá de opiniones y de gustos, encuentro que han convergido varias cosas que han dado lugar a que mi atención se centre de pleno en esta edición, incluso en plantearme más de una visita durante el verano.
Tanto el lugar elegido para su ubicación, muy bien seleccionado, en los alrededores del lago de Engolasters , del que he hablado en otras ocasiones, ( aquí, y aquí ) como la coherencia del mismo con la temática de esta edición.
El tema elegido es el shinrin-yoku, del que también hablé ya en su día cuando lo descubrí, y del que me he vuelto una verdadera fan.
Dejando aparte si te gusta o no la muestra, si la entiendes o no, simplemente el echo de visitarla en el entorno en la que esta ubicada, ya pone de manifiesto la naturaleza de su temática.
El proceso de ir adentrándote en el bosque, para ir descubriendo la fusión de sus obras con el paisaje ya es una buena iniciación en el shinrin-yoku.
En las ediciones anteriores repartieron las obras por todo el país, creando así una especie de ruta turística en caso de que quisieras verlas todas. Un año incluso, una de las obras causó bastante furor entre la población por lo llamativo, tanto de su ubicación como de su abstracción. ( a veces si no te explican que es aquello, sinceramente no lo entiendes)
Más allá de calificar o de entrar en materia con tema artístico encuentro que lo más atractivo de este evento es la originalidad de su exposición y su fusión con la naturaleza, a partir de ahí cada cual que interprete el arte a su manera.
Lo que si recomiendo encarecidamente es que al menos reservéis un ratito para visitarla este verano, estará hasta el 14 de septiembre, se conforma de 40 obras y al estar al aire libre cualquier hora es buena. Aviso se hace corta, al menos a nosotros nos ocurrió.
Os dejo alguna foto por si no ha habido suficiente para que os pique la curiosidad.
Categoría: shinrin-yoku
setas y luz
Este otoño ha sido especialmente generoso en lo que a setas se refiere, como ya comenté alguna entrada anterior , (también aquí y aquí), y con lo que a mi me gusta experimentar, descubrí vía internet como no, un par de fotógrafos que hacen maravillas fotografiando setas; Thomas Ruf y Alex Alonso.
Salvando las distancias, que son muchas, debo decir que me encantó la experiencia, ya que como siempre unía dos de mis pasiones, naturaleza y fotografía, con lo cual imposible no disfrutarlo. Aquí dejo alguno de los resultados que pude obtener de las prácticas.
belleza tóxica
Buscando setas
Como ya comenté en la entrada anterior , el otoño me parece, a nivel personal, la etapa mas propicia para la fotografía de naturaleza. Ademas de los colores y las luces tan llamativas y mágicas para la fotografía, hay algún que otro ser vivo más que fantástico para practicar esta afición tan maravillosa.
y si ademas te inspiras en algún fotógrafo de micología que hace magia con la luz, de lo único que tienes ganas es de practicar, practicar y mejorar.
Al final sólo pueden salir cosas buenas, una ración de naturaleza, alguna que otra caminata y puede que incluso alguna foto buena. Lo importante es disfrutarlo mucho.
Atisbos del otoño
Dicen que el otoño es la época propicia para los fotógrafos de naturaleza, ya sea por los cambios de color en los árboles, la caída de las hojas en los caminos, la fluencia de setas por los campos, la suavidad de la luz…, el paisaje de viste de gala y la cuestión es, que el otoño invita a apurar las horas de sol e ir pensando en recogerse. Menos para los aficionados a las fotografías y a la micología, estas dos especies son las únicas ávidas de que llegue el fin de semana y haga un poco de buen tiempo, para echarse al campo en busca de sus presas. En el caso de los fotógrafos haya más posibilidad de éxito en la caza.
Mientras llega, los más impacientes registramos con ahínco nuestros bosques, en busca de cualquier pista, que nos anuncie nuestra época preferida para desenfundar la cámara e inmortalizar esa paleta de colores, que tanto nos gusta.
ritmos naturales
Últimamente estoy dedicando tiempo, a observar, estudiar y experimentar la naturaleza, esto último cuando puedo, en todo su esplendor, me he propuesto empaparme bien de su sabiduría y aprovecharla en mi beneficio todo lo que sea posible.
Como muchos ya sabéis empecé en estas andanzas con el shinrin-yoku, aunque al final y como siempre, esta todo ya inventado, pero no por ello pierde eficacia ni interés el asunto.
Es interesante saber como funciona el mundo y resulta sencillo que la mayoría de las veces no tengamos ni idea de lo que ocurre silenciosamente a nuestro alrededor, tanto avance nos ha hecho perder el ritmo natural de la vida. No esta de más a veces volverlo a recordar. La mayoría de las veces tenemos mucho que aprender de ella.
Descubriendo el shinrin-yoku
¿A veces no notáis que habéis perdido el norte? ¿que por mas que lo intentéis, no conseguís concentraros? o ya simplemente centraros, ¿que la vida diaria con su estrés os absorbe?
Vamos corriendo de un lado para otro, todo el día con cosas que hacer y siempre postergándonos a nosotros mismos.
¿Nada nuevo no? eso es el día a día de mas de uno y de dos. evidentemente el mío también.
Cada uno tiene la capacidad de saber buscarse y ayudarse a si mismo del mejor modo posible. A veces ocurre, que en realidad siempre hemos sabido lo que nos sienta bien, lo que nos gusta, lo que nos cura, pero a veces se nos olvida.
Este ha sido mi caso con el shinrin-yoku, los baños de bosque.
La lectura de estos libros me ha recordado algo que yo, innatamente ya sabia, algo que inconscientemente buscaba porque me hacia sentir mejor, pero sin saber porque, simplemente por instinto, como cuando te tomas un medicamento pero no sabes que lleva para curarte, pero aun así lo hace, y te lo tomas por eso, pues igual.
El contacto con la naturaleza, en mi caso, siempre ha sido mas que necesario, algo que sin saber porque, el cuerpo me pedía cuando algo no funcionaba bien. (y lo sigue haciendo).
Leyendo estos libros de shinrin-yoku he llegado a entender el beneficio que me llegaba a aportar sumergirme en la naturaleza y a su vez el porque lo necesito tanto.