Bienvenido otoño

El recién terminado verano ha sido largo e intenso, dos características bastante cargantes en si mismas, ya no digamos juntas.
En lo que a la fotografía se refiere la cosa ha sido totalmente opuesta, la verdad es que la cámara se ha tomado unas tremendas vacaciones pero, ya han tocado a su fin, curiosamente con el inicio de las mías, que cosas… así que junto con ella retomo el hilo de este blog, esperando que la próxima temporada sea intensa y provechosa en lo que a fotos se refiere.
Hablando de temporadas, la que comenzó  el lunes 23 de septiembre a  las 9.50 de la mañana promete  al menos en lo que a fotográficamente hablando, ya que para mi sorpresa en un par de salidas breves,  al bosque he vuelto con más material del que me esperaba, alguno incluso apto para la sartén.
Desde el año pasado, puede que incluso antes pero aun no era consciente de ello, me atrae muchísimo la fotografía micológica, supongo que una vez más el echo de que el sujeto se encuentre en plena naturaleza, con el paseo que su búsqueda conlleva, hace que el beneficio sea doble  y por eso me gusta más.
Ya hice algunos pinitos la temporada pasada, que por cierto recuerdo más fructífera que esta en estas mismas fechas, este año ha sido escaso en lluvias, esperemos que eso cambie.

más fotos de setas aquí:
https://txerideisphotos.blogspot.com/2018/09/belleza-toxica.html
https://txerideisphotos.blogspot.com/2018/10/la-llamada-del-bosque-en-otono.html
https://txerideisphotos.blogspot.com/2018/12/setas-y-luz.html

Atisbos del otoño

Dicen que el otoño es la época propicia para los fotógrafos de naturaleza, ya sea por los cambios de color en los árboles, la caída de las hojas en los caminos, la fluencia de setas por los campos, la suavidad de la luz…, el paisaje de viste de gala y la cuestión es, que el otoño invita a apurar las horas de sol e ir pensando en recogerse. Menos para los aficionados a las fotografías y a la micología, estas dos especies son las únicas ávidas de que llegue el fin de semana y haga un poco de buen tiempo, para echarse al campo en busca de sus presas. En el caso de los fotógrafos haya más posibilidad de éxito en la caza.
Mientras llega, los más impacientes registramos con ahínco nuestros bosques, en busca de cualquier pista, que nos anuncie nuestra época preferida para desenfundar la cámara e inmortalizar esa paleta de colores, que tanto nos gusta.

Y llegó septiembre… mi verano fotográfico.

Hace poco más de un mes, colgaba el cartel de cerrado por vacaciones en el blog.. 
Y a pesar de lo que pudiera parecer tras el post anterior, no me he ido (aun) de vacaciones. Aunque en su día y sabiendo que esto seria así, adelanté acontecimientos y me escape a uno de mis nuevos lugares favoritos, Menorca.
Eso hizo un poco más llevadero este verano de trabajo , y  la larga espera hasta las vacaciones;
con la vista puesta ya en las maletas, el equipo de foto y en el pronostico del tiempo que nos va hacer.
En lo referente al verano, ha sido todo lo que puede ser un verano trabajando, aprovechando las pocas ocasiones para sacar la cámara a pasear, sin presiones, sin nervios de lo que puede llegar a suponer la presión autoimpuesta de mantener tu blog a flote, que por humilde que sea, lleva su trabajo. Conociendo gente estupenda, participando en proyectos inigualables, viviendo experiencias nuevas y sobretodo disfrutando.