Un lugar al que escaparse

Todos tenemos, o al menos deberíamos tener, un lugar al que escaparnos de vez en cuando. un lugar al que además de sencillo resultara tremendamente beneficioso y que con el simple echo de saber que vas a ir ya se estuvieran recargando las pilas. Si además de esa paz, que ya de por si nos aporta el sitio podemos combinarlo con nuestra afición preferida, ¿que más se puede pedir? A veces no es cuestión de tiempo ni distancia, a veces es cuestión de crear las circunstancias adecuadas.