esencia del sur

De todos los que me conocen es mas que sabido el origen de mis raíces, el sur de España, nunca me he ocupado de ocultar mi amor y sentimiento por esa tierra que aunque no me haya visto nacer yo siento como mía. A pesar de su lejanía, a pesar de las pocas visitas que le hago, cada vez encuentro más cosas que me fascinan, cada vez que la visito algo me sorprende, me atrapa, supongo que será, como suele pasar porque me trae recuerdos de una infancia en las que las vacaciones eran eternas y llena de momentos y de gente que ya no volverán.

Atisbos del otoño

Dicen que el otoño es la época propicia para los fotógrafos de naturaleza, ya sea por los cambios de color en los árboles, la caída de las hojas en los caminos, la fluencia de setas por los campos, la suavidad de la luz…, el paisaje de viste de gala y la cuestión es, que el otoño invita a apurar las horas de sol e ir pensando en recogerse. Menos para los aficionados a las fotografías y a la micología, estas dos especies son las únicas ávidas de que llegue el fin de semana y haga un poco de buen tiempo, para echarse al campo en busca de sus presas. En el caso de los fotógrafos haya más posibilidad de éxito en la caza.
Mientras llega, los más impacientes registramos con ahínco nuestros bosques, en busca de cualquier pista, que nos anuncie nuestra época preferida para desenfundar la cámara e inmortalizar esa paleta de colores, que tanto nos gusta.

Mi visión de Zaragoza

En nuestro último viaje, nuestros pasos nos llevaron a Zaragoza, ciudad con la que tenía algo pendiente; una amiga y yo lo bautizamos como  “quitarse una espinita” y así fue.
A parte de eso, de cosas pendientes, era la primera vez que me iba de viaje sin apenas preparar nada, si me descuido me voy casi sin maleta, y sin hacer mi personalísima investigación previa de la ciudad.
Apenas información de cuatro o cinco cosas, eso sí, muchísima, de todas las  cafeterías de la ciudad. No fue posible hacer todas las de la lista, pero a las que pudimos ir, hacían honor a su fama.
Por primera vez iba relajada, sin nada a nivel fotográfico en mente, al menos sin nada concreto, porque lo que sí que es cierto es que me empeñe en que las fotos de Zaragoza,  que me llevara a casa, no podían ser las de todo el mundo.
Hace tiempo que ando detrás de sacarle punta a  mis fotos, que sean diferentes, que sean realmente mi visión particular, no la visión de todo el mundo. Leía hace poco, que la razón por la que nos gusta viajar a otros lugares nuevos, es inyectarnos una dosis de novedad y emoción. Algo así es lo que me pasa a mi con las fotos, necesito algo más, siempre estoy buscando algo más. ¿Acaso no es esa la mejor forma de avanzar?
…y entre tapa y tapa por las tardes. 
Zaragoza se visita entre cafetería bonita y cafetería bonita por la mañanas…. 

 

y  entre tapas, cafeterías y paseos apareció él, @pablodmartin  y me prestó su particular visión de Zaragoza, que tomé prestada con mucho gusto. 

y la puse en practica tanto como pude.

Reflejos

Ultimamente cuando salgo a hacer fotos, sobretodo si se trata de tiempos un poquito mas extensos, como pueden ser  las vacaciones,  a veces ocurre que me sorprendo a mi misma fotografiando, o fijándome en cosas en las que antes no había puesto atención.
Esto es lo que ocurrió en mi visita a Banyoles en el mes de enero, de estar haciendo fotos a la típica, puesta de sol, ( y al monstruo.. como ya os hable en la anterior entrada  El monstruo del lago )  pasé a fijarme en las formas curiosas de los reflejos en el agua, las mismas cosas que se veían desde la orilla, pero al revés es y un poco abstractas, indefinidas.
algunas incluso se asemejan más a un cuadro que a una fotografía.

En alguna de las imágenes,  es complicado saber si están al derecho o al revés. (a menos que os lo diga…)

Más de una, tiene la particularidad de aportar calma con tan sólo mirarla un segundo. 

Segundas oportunidades y luz

A veces la vida te ofrece segundas oportunidades, eso he podido comprobar, al menos en lo que  a fotografía se refiere.

Las circunstancias y el coche me han vuelto a llevar a Banyoles y a su  lago con luz mágica, de la que ya hablé anteriormente;  (Ver entrada)
Está vez en una época del año diferente, con una cámara de fotos también diferente y con unos pocos de conocimientos y experiencia más.
El lugar era el mismo, sin duda; lo que había cambiado era mi mirada y lo que seguía igual era la magia de la luz. 
Esta vez me fijé en otras cosas, buscando (como intento hacer últimamente y no sólo a nivel fotográfico) darle una mirada diferente.
Intenté poner más atención en pequeños detalles, buscando salir un poco de lo típico, aunque no pude resistirme del todo.
Mostraré esta vez las más clásicas, ya que las «diferentes» están en modo de maceración, pero prontito os las podré enseñar.

La belleza del hielo

Creo que ya expliqué y quizás en más de una ocasión mi atracción por fotografiar el agua en todos sus estados, pero hay uno de ellos que en particular me encanta, el estado solido. Me resulta fascinante la variedad de formas que adopta el agua cuando las bajas temperaturas la alcanzan, si además se combinan con una luz adecuada pueden dar lugar a una tarde ( o mañana) muy entretenida. 

Perdiendo el norte

Perderse es un término tan amplio de significado, que a veces resulta hasta complicado de definir, uno puede estar perdido hasta dentro de su propia casa , todo depende de las circunstancias. 
A veces cuando te pierdes lo unico que necesitas es algo, o alguien, no que te indique el camino, que al fin y al cabo solo lo decides tu, sino más bien que te enseñe que vas bien por donde vas, ya que no por   ir por un camino que hasta ahora no conocias, estas perdido, simplemente es algo nuevo que te hace sentirte inseguro. 
  Alguien o algo que te diga que no pasa nada por sentirse perdido, que lo importante es andar el camino aunque ahora no sepas  exactamente el destino. 
 Una brújula estropeada, que no señala al norte, sino allá donde tu quieres y decides ir, como la de cierto personaje de ficción de la gran pantalla, puede ser más que suficiente para encontrar el camino correcto.