salir corriendo

fotografía by Jordi Picart 

Hay veces, en las que la vida, te pone en situaciones de las que parece que no vayas a salir nunca; somos incapaces de ver la salida y la verdad es que la mayor parte de la veces, la vida misma te la esta mostrando, las prisas y los miedos nos ciegan y acabamos por no verla o por renunciar a salir por ella.
Se me fue la fuerza por la boca, tanto que quedé exhausta; deje de gritar, las lágrimas se acabaron secando, ya vacía y sin aliento todo se sumió en un silencio, dejé de oír ruido fuera y se empezó a escuchar lo que había dentro.
De entre el mejunje de sentimientos, uno de ellos se abrió paso; el miedo fue el que salió primero, aunque esta vez no era uno sino dos. Dos muy grandes, dos miedos que luchaban entre si porque llevaban a destinos opuestos. Uno forzaba a correr sin destino, solo correr pero muy lejos de allí. El otro me animaba a esconderme , callar y esperar que todo hubiera pasado.
Por primera vez en la vida, el miedo a quedarse fue mayor al de aventurarse a lo desconocido. Sabido era ya de sobras lo que esperar si se quedaba, esta vez salir corriendo era más seguro que permanecer allí y volver a caer, en ese pozo en el que un día ya estuvo atrapada. 
Esta vez la experiencia le estaba recordando que el fuego quema porque ya se había  quemado antes.
Y aunque el paso del tiempo cierra las heridas, las cicatrices quedan en el alma y sólo accedemos a ellas a través de ese dolor, que te lleva a ese miedo y hay que ser capaces de sentirlo para después dar ese paso. Soltar esas cadenas qué nos atan a castillos en el aire, con ataduras de miedo.
Hay que ser capaces de mirarnos al espejo, mirar donde siempre evitamos mirar y hacernos esa pregunta a la que tanto tememos responder, solo así encontraremos la verdad. 
A veces no es necesario saber lo que queremos, basta con saber lo que no queremos. 


Granada en blanco y negro

La verdad es que no suelo hacer fotografía en blanco y negro. Tampoco es que la descarte del todo, pero si es cierto que no es a lo que más me dedique. 
La cuestión es que estas últimas vacaciones ha habido oportunidad de todo, y por tanto también de hacer pruebas, dentro de las cuales ha tenido lugar la experimentación con el blanco y negro. Aqui os dejo alguna muestra de ello. 

De retos fotográficos y de instagram

Esta semana pasada fui «víctima» de uno de esos ataques, que al principio consideras una mala jugada pero que según como te lo tomes es posible darle la vuelta a la tortilla y sacarle el máximo de provecho.
Estoy hablando del reto de colgar durante 7 días 7 fotografías en la red social Instagram, las cuales han de ser en blanco y negro, pertenecer a tu día a día y carecer de cualquier tipo de etiqueta, explicación o palabra que pueda describirla.
Al principio, debo reconocer que me pareció un verdadero fastidio, por no decir otra cosa mas malsonante, el tener que añadir una tarea más a mi día a día. Más que nada porque si te comprometes a algo, por pequeño que sea, comprometido estas, y has de hacerlo. Al menos esa es mi forma de verlo.
Tardé un par de días en reaccionar y decidir si aceptaba o no el reto. Finalmente lo acepté, pero además para mi misma, como una obligación a pensar  y dedicar, durante unos minutos al día a lo que más me gusta, la fotografía.

Y con el tema de retar a otras personas igual, pensé que si para mi había sido útil darle un enfoque productivo, también podría serlo para alguien más, así que animé a gente que sabia de cierto que le gustaba la fotografía, con la mejor de mis intenciones, debo añadir.
 Gratamente he descubierto que la mayor parte de ellos, (solo hay uno de ellos que no se lo ha tomado así, y otro que ha tardado en asimilarlo tanto o mas que yo) han aceptado el reto y se lo han tomado la mar de bien. Sólo espero que les sea igual o mas provechoso de los que me ha sido a mi.