Esta semana pasada fui «víctima» de uno de esos ataques, que al principio consideras una mala jugada pero que según como te lo tomes es posible darle la vuelta a la tortilla y sacarle el máximo de provecho.
Estoy hablando del reto de colgar durante 7 días 7 fotografías en la red social Instagram, las cuales han de ser en blanco y negro, pertenecer a tu día a día y carecer de cualquier tipo de etiqueta, explicación o palabra que pueda describirla.
Al principio, debo reconocer que me pareció un verdadero fastidio, por no decir otra cosa mas malsonante, el tener que añadir una tarea más a mi día a día. Más que nada porque si te comprometes a algo, por pequeño que sea, comprometido estas, y has de hacerlo. Al menos esa es mi forma de verlo.
Tardé un par de días en reaccionar y decidir si aceptaba o no el reto. Finalmente lo acepté, pero además para mi misma, como una obligación a pensar y dedicar, durante unos minutos al día a lo que más me gusta, la fotografía.
De retos fotográficos y de instagram
Y con el tema de retar a otras personas igual, pensé que si para mi había sido útil darle un enfoque productivo, también podría serlo para alguien más, así que animé a gente que sabia de cierto que le gustaba la fotografía, con la mejor de mis intenciones, debo añadir.
Gratamente he descubierto que la mayor parte de ellos, (solo hay uno de ellos que no se lo ha tomado así, y otro que ha tardado en asimilarlo tanto o mas que yo) han aceptado el reto y se lo han tomado la mar de bien. Sólo espero que les sea igual o mas provechoso de los que me ha sido a mi.