Los caminos de la vida

Tal y como dice el texto de la foto y a modo de reflexión, últimamente me estoy dando cuenta de que en la vida se me presentan cambios, cambios y más cambios. Cambios de todo tipo y en todos los ámbitos de mi vida.
Tiempo atrás habría calificado eso de falta de estabilidad, inconformismo o cualquier otra cosa por el estilo y lo etiquetaría como algo negativo pero a estas alturas me doy cuenta que para nada es así, que lo malo es conformarse, quejarse y limitarse a pensar en ello sin mover un sólo dedo para intentar mejorar, avanzar o cambiar la situación que nos incomoda  por eso ahora, si algo no me gusta, no me parece bien o simplemente no va conmigo, intento poner remedio de la mejor manera posible. Y si un camino no funciona pues se puede tomar otro, siendo consciente de que todo cambio conlleva un sacrificio pero pensando siempre en que es la mejor opción para uno mismo y en consecuencia para los que le rodean.

Adentrarse en la niebla

¿Qué diferencia hay entre dejarse llevar y no pensar en lo que se esta haciendo?  ¿Cuál es la diferencia entre ser obediente, disciplinado y no cuestionarse nunca nada? 
¿Tomar un camino desconocido que no sabes a donde te llevara, o quedarte en la senda que ya 
conoces? Somos tan reacios a los cambios como adaptables a ellos, esa es la cuestión; ¿si somos tan flexibles porque nos cuesta tanto? 
Dejarse llevar por la corriente suele ser mas fácil que obcecarse en elegir una orilla, por si esta decisión…nos obliga a hacer el esfuerzo de nadar contracorriente. Nunca podemos saber lo que nos depara el futuro, aunque a veces lo intentamos pensando que todo sería más fácil,  muchas veces lo intentamos, demasiadas….  pretendiendo quizás mantenernos en esa tranquilidad que nos aporta el saber que ocurrirá, la seguridad, aún a riesgo de que esa estabilidad nos este causando daño. Pero la realidad es que nunca sabemos lo que pasara y a veces a pesar de la incertidumbre eso es los que nos motiva, lo que le da vida a la vida.

Que obstinado es el ser humano, empeñado en ir por un camino, aunque esté lleno de piedras, aun existiendo la posibilidad de  encontrar una senda mejor, y hacia un nuevo destino puede que mejor. 
Solemos postergar la responsabilidad de nuestras decisiones más importantes, esperando a que llegue el mejor momento, a que se solucione solo, como sino hubiera pasado; pensando que de repente todo será mas fácil.
Pero la  chispa, las oportunidades no se presentan de manera fácil, porque si sigues siempre la corriente nunca hay sorpresas ni buenas ni malas, las buenas las disfrutas, las malas las digieres y aprendes de ellas. 

El subidón de adrenalina que te aporta un nuevo comienzo, es mayor y más fuerte a cualquier miedo que te pueda invadir. 

foto by Jordi Picart 

Perderse para encontrarse

Foto by Jordi Picart
Foto by Jordi Picart 

En un arrebato de ira, producido por el agobio de querer decidirse y no verse capaz, dejó de mirar el  el cartel y se puso a caminar sin rumbo.
Se suele decir que es necesario perderse para encontrarse, aunque la realidad puede que sea más bien, que si te pierdes es porque ya te has encontrado. Y que ya ha existido la necesidad consciente de buscarse, siendo ésta en si misma, señal de estar en el camino correcto.
Cuesta dejar fluir, parece mentira que sea tan difícil no hacer nada, es tan complicado…
Dominar la mente para que no sea ella la que te domina, aunque es cierto que tampoco es imposible, lo que pasa es que requiere tiempo, ese tiempo que siempre añoras cuando no dispones de él, que cuando lo consigues no sabes aprovechar y que paradójicamente, acabas perdiendo.
Resulta difícil disfrutar del presente pero si de verdad aprendes a dejar fluir, a dejar que todo ocurra sin más, todo acaba saliendo solo. Porque esa resistencia a que todo surja sin más, como seres impacientes por naturaleza que somos, hace que nos bloqueemos. Y si resulta que al final si lo consigues y acabas dejándote llevar todo acaba surgiendo, como por arte de magia, todo eso que se bloquea cuando intentamos forzarlo, acaba fluyendo si realmente lo dejas, es como intentar que una flor crezca cuando tú quieres, es ir contra natura… y contra natura es una dirección que tomamos muy a menudo.

Como bien reza la conocida frase, después de la tormenta siempre llega la calma…( inevitablemente mi cabeza siempre acaba esta frase con la canción de Alejandro Sanz) … como digo es inevitable.
En esa calma, en esa sensación de tranquilidad…. lo único que se te pasa por la cabeza, una y otra vez, es que eso no puede ser malo. Algo que te mantiene tan tranquila y sosegada no puede ser nunca perjudicial, es de lo que te intentas convencer mientras viajas en esa montaña rusa sentimental, a la que de pronto te has visto subida, sin recordar haber comprado una entrada.

En esa calma te das cuenta de que muchas cosas que consideras perjudiciales, tampoco son tan malas. Que sentirse perdida, no es tan malo, que pararse a coger aire no es una pérdida de tiempo sino que muy al contrario; es algo a veces muy necesario.

salir corriendo

fotografía by Jordi Picart 

Hay veces, en las que la vida, te pone en situaciones de las que parece que no vayas a salir nunca; somos incapaces de ver la salida y la verdad es que la mayor parte de la veces, la vida misma te la esta mostrando, las prisas y los miedos nos ciegan y acabamos por no verla o por renunciar a salir por ella.
Se me fue la fuerza por la boca, tanto que quedé exhausta; deje de gritar, las lágrimas se acabaron secando, ya vacía y sin aliento todo se sumió en un silencio, dejé de oír ruido fuera y se empezó a escuchar lo que había dentro.
De entre el mejunje de sentimientos, uno de ellos se abrió paso; el miedo fue el que salió primero, aunque esta vez no era uno sino dos. Dos muy grandes, dos miedos que luchaban entre si porque llevaban a destinos opuestos. Uno forzaba a correr sin destino, solo correr pero muy lejos de allí. El otro me animaba a esconderme , callar y esperar que todo hubiera pasado.
Por primera vez en la vida, el miedo a quedarse fue mayor al de aventurarse a lo desconocido. Sabido era ya de sobras lo que esperar si se quedaba, esta vez salir corriendo era más seguro que permanecer allí y volver a caer, en ese pozo en el que un día ya estuvo atrapada. 
Esta vez la experiencia le estaba recordando que el fuego quema porque ya se había  quemado antes.
Y aunque el paso del tiempo cierra las heridas, las cicatrices quedan en el alma y sólo accedemos a ellas a través de ese dolor, que te lleva a ese miedo y hay que ser capaces de sentirlo para después dar ese paso. Soltar esas cadenas qué nos atan a castillos en el aire, con ataduras de miedo.
Hay que ser capaces de mirarnos al espejo, mirar donde siempre evitamos mirar y hacernos esa pregunta a la que tanto tememos responder, solo así encontraremos la verdad. 
A veces no es necesario saber lo que queremos, basta con saber lo que no queremos.