Adentrarse en la niebla

¿Qué diferencia hay entre dejarse llevar y no pensar en lo que se esta haciendo?  ¿Cuál es la diferencia entre ser obediente, disciplinado y no cuestionarse nunca nada? 
¿Tomar un camino desconocido que no sabes a donde te llevara, o quedarte en la senda que ya 
conoces? Somos tan reacios a los cambios como adaptables a ellos, esa es la cuestión; ¿si somos tan flexibles porque nos cuesta tanto? 
Dejarse llevar por la corriente suele ser mas fácil que obcecarse en elegir una orilla, por si esta decisión…nos obliga a hacer el esfuerzo de nadar contracorriente. Nunca podemos saber lo que nos depara el futuro, aunque a veces lo intentamos pensando que todo sería más fácil,  muchas veces lo intentamos, demasiadas….  pretendiendo quizás mantenernos en esa tranquilidad que nos aporta el saber que ocurrirá, la seguridad, aún a riesgo de que esa estabilidad nos este causando daño. Pero la realidad es que nunca sabemos lo que pasara y a veces a pesar de la incertidumbre eso es los que nos motiva, lo que le da vida a la vida.

Que obstinado es el ser humano, empeñado en ir por un camino, aunque esté lleno de piedras, aun existiendo la posibilidad de  encontrar una senda mejor, y hacia un nuevo destino puede que mejor. 
Solemos postergar la responsabilidad de nuestras decisiones más importantes, esperando a que llegue el mejor momento, a que se solucione solo, como sino hubiera pasado; pensando que de repente todo será mas fácil.
Pero la  chispa, las oportunidades no se presentan de manera fácil, porque si sigues siempre la corriente nunca hay sorpresas ni buenas ni malas, las buenas las disfrutas, las malas las digieres y aprendes de ellas. 

El subidón de adrenalina que te aporta un nuevo comienzo, es mayor y más fuerte a cualquier miedo que te pueda invadir. 

foto by Jordi Picart 

Perderse para encontrarse

Foto by Jordi Picart
Foto by Jordi Picart 

En un arrebato de ira, producido por el agobio de querer decidirse y no verse capaz, dejó de mirar el  el cartel y se puso a caminar sin rumbo.
Se suele decir que es necesario perderse para encontrarse, aunque la realidad puede que sea más bien, que si te pierdes es porque ya te has encontrado. Y que ya ha existido la necesidad consciente de buscarse, siendo ésta en si misma, señal de estar en el camino correcto.
Cuesta dejar fluir, parece mentira que sea tan difícil no hacer nada, es tan complicado…
Dominar la mente para que no sea ella la que te domina, aunque es cierto que tampoco es imposible, lo que pasa es que requiere tiempo, ese tiempo que siempre añoras cuando no dispones de él, que cuando lo consigues no sabes aprovechar y que paradójicamente, acabas perdiendo.
Resulta difícil disfrutar del presente pero si de verdad aprendes a dejar fluir, a dejar que todo ocurra sin más, todo acaba saliendo solo. Porque esa resistencia a que todo surja sin más, como seres impacientes por naturaleza que somos, hace que nos bloqueemos. Y si resulta que al final si lo consigues y acabas dejándote llevar todo acaba surgiendo, como por arte de magia, todo eso que se bloquea cuando intentamos forzarlo, acaba fluyendo si realmente lo dejas, es como intentar que una flor crezca cuando tú quieres, es ir contra natura… y contra natura es una dirección que tomamos muy a menudo.

Como bien reza la conocida frase, después de la tormenta siempre llega la calma…( inevitablemente mi cabeza siempre acaba esta frase con la canción de Alejandro Sanz) … como digo es inevitable.
En esa calma, en esa sensación de tranquilidad…. lo único que se te pasa por la cabeza, una y otra vez, es que eso no puede ser malo. Algo que te mantiene tan tranquila y sosegada no puede ser nunca perjudicial, es de lo que te intentas convencer mientras viajas en esa montaña rusa sentimental, a la que de pronto te has visto subida, sin recordar haber comprado una entrada.

En esa calma te das cuenta de que muchas cosas que consideras perjudiciales, tampoco son tan malas. Que sentirse perdida, no es tan malo, que pararse a coger aire no es una pérdida de tiempo sino que muy al contrario; es algo a veces muy necesario.

salir corriendo

fotografía by Jordi Picart 

Hay veces, en las que la vida, te pone en situaciones de las que parece que no vayas a salir nunca; somos incapaces de ver la salida y la verdad es que la mayor parte de la veces, la vida misma te la esta mostrando, las prisas y los miedos nos ciegan y acabamos por no verla o por renunciar a salir por ella.
Se me fue la fuerza por la boca, tanto que quedé exhausta; deje de gritar, las lágrimas se acabaron secando, ya vacía y sin aliento todo se sumió en un silencio, dejé de oír ruido fuera y se empezó a escuchar lo que había dentro.
De entre el mejunje de sentimientos, uno de ellos se abrió paso; el miedo fue el que salió primero, aunque esta vez no era uno sino dos. Dos muy grandes, dos miedos que luchaban entre si porque llevaban a destinos opuestos. Uno forzaba a correr sin destino, solo correr pero muy lejos de allí. El otro me animaba a esconderme , callar y esperar que todo hubiera pasado.
Por primera vez en la vida, el miedo a quedarse fue mayor al de aventurarse a lo desconocido. Sabido era ya de sobras lo que esperar si se quedaba, esta vez salir corriendo era más seguro que permanecer allí y volver a caer, en ese pozo en el que un día ya estuvo atrapada. 
Esta vez la experiencia le estaba recordando que el fuego quema porque ya se había  quemado antes.
Y aunque el paso del tiempo cierra las heridas, las cicatrices quedan en el alma y sólo accedemos a ellas a través de ese dolor, que te lleva a ese miedo y hay que ser capaces de sentirlo para después dar ese paso. Soltar esas cadenas qué nos atan a castillos en el aire, con ataduras de miedo.
Hay que ser capaces de mirarnos al espejo, mirar donde siempre evitamos mirar y hacernos esa pregunta a la que tanto tememos responder, solo así encontraremos la verdad. 
A veces no es necesario saber lo que queremos, basta con saber lo que no queremos. 


La llamada del bosque en otoño

A veces el cuerpo pide a voces cosas, y aunque somos expertos en hacernos los sordos, muy en el fondo,  somos conscientes de que hay que obedecer…
La mayoría de nosotros somos unos verdaderos maestros del despiste, hacían nosotros mismos, nos hacemos los locos y postergamos una y otra vez, con un montón de excusas, casi siempre muy validas, pero que al final nos acaban haciendo nada más que un flaco favor.
La naturaleza es sabia, en mi caso, como reza la frase, “la cabra siempre tira al monte” , pues ahí es donde acabo  yo, en el  monte, con la cámara de fotos y a lo que diga la suerte.., porque si una cosa tiene la fotografía de naturaleza es que por más que te prepares, nunca sabes al cien por cien lo que te vas a encontrar.
Como vengo diciendo y ya sabéis, últimamente me ha dado por las setas, que este año  han aparecido un poco pronto pero esta todo plagado, solo hay que saber buscar y si ademas las que buscas no suelen ser las más  » solicitadas» pues mejor que mejor.
¿que hay mas beneficioso que una caminata por el campo? y si ademas vuelves con alguna que otra foto guay y una tapita de setas ¿que más se puede pedir?

Granada en blanco y negro

La verdad es que no suelo hacer fotografía en blanco y negro. Tampoco es que la descarte del todo, pero si es cierto que no es a lo que más me dedique. 
La cuestión es que estas últimas vacaciones ha habido oportunidad de todo, y por tanto también de hacer pruebas, dentro de las cuales ha tenido lugar la experimentación con el blanco y negro. Aqui os dejo alguna muestra de ello. 

belleza tóxica

«Que se deje de setas tóxicas y traiga algunas comestibles»; es una de las frases y comentarios que más estoy recibiendo estos días, en los que mis escapadas al bosque son, casi exclusivamente, para dar caza a estos impasibles y pacientes modelos, que me tienen tan encandilada.
En esta ocasión nuestra modelo es muy llamativa, pero también muy muy tóxica. Pero queda tan bonita en las fotos…. 

Buscando setas

Como ya comenté en la entrada anterior , el otoño me parece, a nivel personal, la etapa mas propicia para la fotografía de naturaleza. Ademas de los colores y las luces tan llamativas y mágicas para la fotografía, hay algún que otro ser vivo más que fantástico para practicar esta afición tan maravillosa.
y si ademas te inspiras en algún  fotógrafo de micología que hace magia con la luz, de lo único que tienes ganas es de practicar, practicar y mejorar.
Al final sólo pueden salir cosas buenas, una ración de naturaleza, alguna que otra caminata y puede que incluso alguna foto buena. Lo importante es disfrutarlo mucho.

Atisbos del otoño

Dicen que el otoño es la época propicia para los fotógrafos de naturaleza, ya sea por los cambios de color en los árboles, la caída de las hojas en los caminos, la fluencia de setas por los campos, la suavidad de la luz…, el paisaje de viste de gala y la cuestión es, que el otoño invita a apurar las horas de sol e ir pensando en recogerse. Menos para los aficionados a las fotografías y a la micología, estas dos especies son las únicas ávidas de que llegue el fin de semana y haga un poco de buen tiempo, para echarse al campo en busca de sus presas. En el caso de los fotógrafos haya más posibilidad de éxito en la caza.
Mientras llega, los más impacientes registramos con ahínco nuestros bosques, en busca de cualquier pista, que nos anuncie nuestra época preferida para desenfundar la cámara e inmortalizar esa paleta de colores, que tanto nos gusta.

ritmos naturales

Últimamente estoy dedicando tiempo, a observar, estudiar y experimentar la naturaleza, esto último cuando puedo,  en todo su esplendor, me he propuesto empaparme bien de su sabiduría y aprovecharla en mi beneficio todo lo que sea posible.
Como muchos ya sabéis empecé en estas andanzas con el shinrin-yoku, aunque al final y como siempre, esta todo ya inventado, pero no por ello pierde eficacia ni interés el asunto.
Es interesante saber como funciona el mundo y resulta sencillo que la mayoría de las veces no tengamos ni idea de lo que ocurre silenciosamente a nuestro alrededor, tanto avance nos ha hecho perder el ritmo natural de la vida. No esta de más a veces volverlo a recordar. La mayoría de las veces tenemos mucho que aprender de ella.

Volver

Al final siempre volvemos… volvemos a los principios, volvemos la vista atrás, volvemos a llevar nuestros pasos a esos lugares donde hace años nos invadió aquel sentimiento de inmensa felicidad.
Volvemos para que los recuerdos vuelvan, nos invadan, nos sobrecojan, nos sorprendan. Todos tenemos un sitio donde hay que volver a pesar del miedo, a pesar del dolor, a pesar de todo,  porque la vida sigue y ahí están esos recuerdos, esas vivencias grabadas para siempre a fuego en nuestro ser,  formando parte de nosotros, haciéndonos como somos.
Esos recuerdos por más que tardes , siempre están ahí, esperaran pacientes a que vuelvas a vivirlos, a que vuelvas a soñarlos, a sentirlos. Nunca se van a ir, van a esperar, dormidos, escondidos en lo mas hondo de tu mente, haciéndote creer que han desaparecido ya, pero un día, vuelves a ese lugar  y al hacerlo, recuperas esos sentimientos, esa felicidad, esas vivencias. Y solo piensas «porque he tardado tanto en volver, había olvidado esto», y la vida y tu mente te vuelven a sorprender, dándote una gran lección.
Esos recuerdos pasan a formar parte de otros nuevos,  y así sucesivamente y esa es la razón de volver, poder recordar, poder volver a sentir, aunque duela al principio, al final siempre volvemos, (o deberíamos hacerlo) porque es lo que hay que hacer para poder seguir adelante.