Foto by Jordi Picart |
Foto by Jordi Picart |
En un arrebato de ira, producido por el agobio de querer decidirse y no verse capaz, dejó de mirar el el cartel y se puso a caminar sin rumbo.
Se suele decir que es necesario perderse para encontrarse, aunque la realidad puede que sea más bien, que si te pierdes es porque ya te has encontrado. Y que ya ha existido la necesidad consciente de buscarse, siendo ésta en si misma, señal de estar en el camino correcto.
Cuesta dejar fluir, parece mentira que sea tan difícil no hacer nada, es tan complicado…
Dominar la mente para que no sea ella la que te domina, aunque es cierto que tampoco es imposible, lo que pasa es que requiere tiempo, ese tiempo que siempre añoras cuando no dispones de él, que cuando lo consigues no sabes aprovechar y que paradójicamente, acabas perdiendo.
Resulta difícil disfrutar del presente pero si de verdad aprendes a dejar fluir, a dejar que todo ocurra sin más, todo acaba saliendo solo. Porque esa resistencia a que todo surja sin más, como seres impacientes por naturaleza que somos, hace que nos bloqueemos. Y si resulta que al final si lo consigues y acabas dejándote llevar todo acaba surgiendo, como por arte de magia, todo eso que se bloquea cuando intentamos forzarlo, acaba fluyendo si realmente lo dejas, es como intentar que una flor crezca cuando tú quieres, es ir contra natura… y contra natura es una dirección que tomamos muy a menudo.
Como bien reza la conocida frase, después de la tormenta siempre llega la calma…( inevitablemente mi cabeza siempre acaba esta frase con la canción de Alejandro Sanz) … como digo es inevitable.
En esa calma, en esa sensación de tranquilidad…. lo único que se te pasa por la cabeza, una y otra vez, es que eso no puede ser malo. Algo que te mantiene tan tranquila y sosegada no puede ser nunca perjudicial, es de lo que te intentas convencer mientras viajas en esa montaña rusa sentimental, a la que de pronto te has visto subida, sin recordar haber comprado una entrada.
En esa calma te das cuenta de que muchas cosas que consideras perjudiciales, tampoco son tan malas. Que sentirse perdida, no es tan malo, que pararse a coger aire no es una pérdida de tiempo sino que muy al contrario; es algo a veces muy necesario.