Recuperando rutinas otoñales

«Si nos lo llegan a decir hace un año….» es una de las frases que más oigo en cualquier conversación últimamente y  es verdad que si nos lo hubieran avanzado no nos lo habríamos creído.

¿quien iba a decirnos que a estas alturas de nuestra vida tendríamos que buscar nuevos hábitos, nuevas rutinas, nuevas maneras de vivir nuestras vidas? 

Nueva normalidad insisten en llamarlo,  palabras como cuarentena, confinamiento y dentro de nada toque de queda, nos empiezan a resultar familiares. Personalmente tengo que  reconocer que a veces me cuesta un poco lidiar con lo que todo eso provoca en mi mente y que hasta mis propios pensamientos se me hacen bola.

 Por suerte para mi el comportamiento del ser humano esta compuesto de hábitos y en mi caso es muy valido ese dicho que reza » la cabra siempre tira al monte» ya que existe una costumbre en mi vida que ni es nueva ni mucho menos forzada sino mas bien todo lo contrario, soy asidua a los paseos por la naturaleza y si es con la cámara mejor. Ya hubo un tiempo en el que estas dos cosas la naturaleza y la cámara me ayudaron a superar una etapa difícil, de hecho me ha pasado más de una vez de modo que no veo porque en este caso no se pueda aplicar la misma fórmula. De hecho estoy en ello y de momento parece que los resultados hablan por  si mismos, más en unos aspectos que en otros, por supuesto.

A nivel técnico el hecho de haber cambiado de cámara y de marca me esta haciendo sentir como una aprendiz de nuevo, quizás un pelín aventajada pero aprendiz al fin y al cabo, lejos de agobiarme la situación me resulta agradable ya que el proceso de aprendizaje me obliga a estar plenamente concentrada en el momento presente, al final cada vez tengo más claro que mi terapia personal es la fotografía y que por más altibajos que tenga acabaré volviendo siempre a ella, es la historia de mi vida y lejos de querer cambiarla lo he llegado a comprender y a aceptarla como viene y dejarla fluir tal y como ella quiera.