Como ya he explicado en más de una ocasión, soy una gran fan de los viajes y también de la naturaleza. La mayoría de las veces intentamos combinar ambas cosas y la verdad es que suele salirnos bien la jugada. En ocasiones a pesar de los nervios y el estrés y de decepciones varias en la preparación del viaje nos suele salir todo bastante bien.
No tengo manías por viajar a otro país pero soy de las que defienden que cerca de casa también tenemos cosas bonitas de las que disfrutar.
En esta ocasión se están barajando varias opciones para el próximo viaje, ya hay incluso un par de ellas descartadas (dichosa reserva previa sin cancelación) la mitad de la gente seguro que anula y yo ya he tenido que trasladar mis intenciones a otro destino.
La intención es, como no, un entorno natural protegido, que no esté muy lejos y si pudiera ser donde se puedan observar animales en libertad … no doy mas pistas…. ¿sabéis ya donde nos vamos?
la fotos son de una escapada anterior, podéis ver mas de este lugar aquí y aquí.
Mes: febrero 2019
El origen
Allí estaba, parada frente a la puerta, dudando a estas alturas de que hacer, si subir las escaleras o echar a correr en dirección contraria. De repente una canción retumbaba en su cabeza una otra vez aquel estribillo, había aparecido sin más y no podía deshacerse de él.
«y no he terminado de aprender a caminar sin agarrarme a ti, un millón de sueños, antes de empezar a caminar voy a contarte….»
Había llegado muy tarde y sus miedos se habían echo realidad, se había pasado la vida postergando aquella visita, siempre ocupada, dejándola para después, sin pensar que algún día seria tarde.
En la casa ya no quedaba nadie, nadie que le pudiera explicar su origen, su historia, nadie le iba a explicar ya nada de aquel pasado que desconocía.
No sabia que lo peor que había en esta vida era la sensación de llegar tarde, sentir que ya no había nada que hacer, de arrepentirse de lo no realizado y ya no poder hacer nada; solo hay una cosa sin solución reza el dicho popular y esa es la muerte.
A su edad estaba aprendiendo una gran lección, la más dolorosa, porque la verdad es que su aparente indiferencia se estaba deshaciendo y era ella, sin estar presente la que se la había enseñado, ya no había marcha atrás, nunca más tendría la oportunidad se había ido para siempre, junto con ella.
Postales de la nieve
Tanto rogar por la nieve y…voilà!
Yo por mi parte he decidido aprovecharla al máximo.
Dicen que los fotógrafos prefieren el mal tiempo, y que las mejores fotografías son las que hacemos en condiciones adversas, supongo que tiene algo que ver con buscar lo diferente, con presentar algo fuera de lo cotidiano, a nuestra vista… y eso precisamente es lo que nos aporta la nieve, transformando un paisaje conocido en uno totalmente nuevo.
Lo que más cuesta es mentalizarse de salir a la calle con el temporal, pero eso se te pasa simplemente pensando que el resultado valdrá la pena, optimismo y fuerza de voluntad, dos ingredientes fotográficos que no siempre nos advierten en la receta pero que suelen aportar mucho al resultado final.
De modo que abrigaros y a disfrutar del paisaje.