ritmos naturales

Últimamente estoy dedicando tiempo, a observar, estudiar y experimentar la naturaleza, esto último cuando puedo,  en todo su esplendor, me he propuesto empaparme bien de su sabiduría y aprovecharla en mi beneficio todo lo que sea posible.
Como muchos ya sabéis empecé en estas andanzas con el shinrin-yoku, aunque al final y como siempre, esta todo ya inventado, pero no por ello pierde eficacia ni interés el asunto.
Es interesante saber como funciona el mundo y resulta sencillo que la mayoría de las veces no tengamos ni idea de lo que ocurre silenciosamente a nuestro alrededor, tanto avance nos ha hecho perder el ritmo natural de la vida. No esta de más a veces volverlo a recordar. La mayoría de las veces tenemos mucho que aprender de ella.

Volver

Al final siempre volvemos… volvemos a los principios, volvemos la vista atrás, volvemos a llevar nuestros pasos a esos lugares donde hace años nos invadió aquel sentimiento de inmensa felicidad.
Volvemos para que los recuerdos vuelvan, nos invadan, nos sobrecojan, nos sorprendan. Todos tenemos un sitio donde hay que volver a pesar del miedo, a pesar del dolor, a pesar de todo,  porque la vida sigue y ahí están esos recuerdos, esas vivencias grabadas para siempre a fuego en nuestro ser,  formando parte de nosotros, haciéndonos como somos.
Esos recuerdos por más que tardes , siempre están ahí, esperaran pacientes a que vuelvas a vivirlos, a que vuelvas a soñarlos, a sentirlos. Nunca se van a ir, van a esperar, dormidos, escondidos en lo mas hondo de tu mente, haciéndote creer que han desaparecido ya, pero un día, vuelves a ese lugar  y al hacerlo, recuperas esos sentimientos, esa felicidad, esas vivencias. Y solo piensas «porque he tardado tanto en volver, había olvidado esto», y la vida y tu mente te vuelven a sorprender, dándote una gran lección.
Esos recuerdos pasan a formar parte de otros nuevos,  y así sucesivamente y esa es la razón de volver, poder recordar, poder volver a sentir, aunque duela al principio, al final siempre volvemos, (o deberíamos hacerlo) porque es lo que hay que hacer para poder seguir adelante.

A través de la ventana

¿Para que quería un castillo si luego se pasaba la vida encerrada, a la sombra, mirándolo a través de las rejas, escondida del sol, escondida del mundo, de todo y de todos. Si sólo podía contemplarlo, para qué tenerlo entonces?