Los tejados de Saint emilion

Una vez más, alimento mi hambre de viajar con pequeños tentempiés, de recuerdos de los viajes pasados, a la espera de nuevas escapadas.
Es otra de las razones por las que hago fotos, para recordar, para vivir el momento y después revivirlo una y otra vez, además de compartirlas, claro.
Las fotos tienen poder, te transportan de nuevo a aquel lugar, te hacen sentir lo que sentiste, en el mejor de los casos, en el peor te sorprenden porque no te acuerdas de aquello que estas viendo. (este es un caso peculiar)
A veces pienso que me encantaría ser bloguera de viajes, para estar siempre moviéndome y conociendo el mundo, pero también he leído sobre personas que han dado el salto y comentan que se sentían mejor cuando no tenían la presión de publicar sobre el viaje y que disfrutaban mas antes.
No lo se y como no lo he probado, me quedo como estoy.
Y después de esta mini reflexión personalísima, vamos a lo que nos ocupa…. este post lleva bastante tiempo siendo postergado y gracias a una amiga que me lo ha pedido hoy verá la luz. Espero que te sirva de algo!!!

la tour du château du Roy es la torre a la que decidimos subir para observar St. Emilion desde las alturas. 
Que si un lugar te enamora es por lo que te hace sentir, esta claro, en alguna que otra ocasión porque te transporta a otro al que te recuerda con su aspecto, también. este fue mi caso con St. Emilion.
Acudimos a St.Emilion ante la imposibilidad de hacer caso omiso a las miles de recomendaciones tanto leídas en internet,  en guías o aconsejadas por gente cercana que inevitablemente nos llevaban a ella. Y no defraudó, en absoluto. en nuestro caso fue visita mas fugaz que otra cosa pero la verdad es que ST. Emilion vale la pena verla a sorbitos, despacio y saborearla.. nunca mejor dicho.
Cada uno que se fije en lo que le apetezca, en mi caso, no fue para nada el vino, aunque si algunos precios para mi desorbitados que colgaban de algunos de los caldos.
Aunque para variar, los suelos empedrados, las casas y como no inevitablemente los tejados fueron foco de mi atención.
Lo ideal es empezar por decidir desde que altura quieres ver St, Emilion, desde el campanario de la iglesia o desde la torre del castillo del rey. A partir de ahí ya puedes perderte por sus calles, lo dicho sin prisa y con mucha pausa porque este lugar es para disfrutarlo.

desde allí la panorámica resultaba, para mi, encantadora. no pude apartar la vista de los tejados. 

                   

Los objetivos tampoco, hice infinidad de fotos a estos modelos inamovibles. 

Los que nos movimos somos nosotros, pero el panorama seguir siendo espectacular miraras a donde miraras.


Evidentemente lo que no podía faltar en St.Emilion son los viñedos, los que no nos esperábamos en absoluto era encontrarnos con uno tan accesible en pleno paseo por el pueblo. Y tan accesible. un verdadero placer para nuestros objetivos.

Pequeños rincones como Le clôitre des cordeliers, me pareció un lugar con mucho encanto donde podías entrar a pasear , sentarte a reposar, tomarte algo y disfrutar de una merecida parada técnica. 


En resumen lo que se necesita para disfrutar de  St.Emilion, son ganas, tiempo y dejarse los tacones en el coche, por lo demás como siempre, lo mejor es dejarse llevar y perderse. 

un paseo entre viñedos

Bordeaux es capital del mayor viñedo de vinos finos del mundo. Margaux, Pessac-Léognan, Sauternes, Pomerol, Saint-Émilion… 
Este septiembre tuvimos la suerte, de que durante las vacaciones era época de vendimia. Hubo varias oportunidades de pasear libremente entre algunos viñedos, aunque en nuestro caso, fotográficamente hablando, los más provechosos fueron los del precioso Saint-Emilion.
Aun no se el porque, como de tantas otras cosas, siempre, desde que hago fotografía he tenido una especial atracción por los viñedos. supongo que sus colores, llamativos, cambiantes, no se y además  curiosamente nunca, hasta ahora había tenido la oportunidad de fotografiarlos así. La verdad es que disfruté muchísimo con la experiencia y volvería a repetir encantada, puede que hasta pruebe el vino. 

Buscando la creatividad

Soy inquieta por naturaleza, tengo la necesidad de estar siempre aprendiendo o haciendo algo nuevo.
Aunque a veces no basta con ser creativo, para mostrar nuestro talento y  hace falta voluntad y si aun así no se puede lograr le objetivo lo que falta es «alguien» o algo externo llamado «imput» que nos acabe de motivar, para acabar llevando a cabo, nuestro objetivo  final, sea cual sea.
Casi siempre nuestra vida diaria, nos complica o llena de impedimentos nuestro camino creativo, el echo de estar haciendo algo forzadamente, entiéndase trabajar para otro o en algo que no nos acaba de motivar del todo, hace que nuestra creatividad se apague.
No poder seguir nuestro propio ritmo y dejar fluir nuestras ideas a su paso, es motivo de aplazamiento continuo y que acaba dando por resultado la degradación, casi total de nuestro espíritu creativo.

Me he leído, prácticamente todo lo que ha caído en mis manos, respecto al tema de la creatividad y después de muchos artículos, he llegado a la conclusión de que es tan simple como dejarla hacer, dejarse fluir.
Creatividad, inspiración, iluminación, da igual el nombre que le pongamos. Al final lo más importante es hacer las cosas desde dentro, desde lo más profundo de nuestro ser y ser capaces de no juzgarnos porque sólo así encontraremos el camino correcto. Siendo libres y sin censuras. Somos muy propensos a las censuras, más concretamente a la auto censura.
Así que como decía Picasso; la inspiración existe pero debe encontrarte trabajando.