Había olvidado esa sensación tan agradable, también había olvidado aquel olor que tanto le gustaba, no recordaba la última vez que había sentido la tierra húmeda del bosque bajo sus pies.
Hubo un tiempo en el que no pasaba un fin de semana sin que pisara algún sendero que no fuera de asfalto, ahora entendía porque, era tan relajante, tan liberadora esa sensación, esas ganas de inspirar profundo para mantenerla en su memoria, retenerla junto al aire limpio y puro que le aportaba una sensación tan semejante, tan limpia y pura, tan fresca. Al soltar el aire notó un tremendo alivio, como si hasta aquel momento hubiera sido portador de una gran carga de la que no había sido consciente hasta ahora y justo en ese momento, después de aquel inesperado paseo al que acudió casi sin darse cuenta al que quizás fue su propio subconsciente el que lo empujó, fue precisamente entonces cuando notó ese alivio, esa sensación liberadora, una sensación de paz plena, tranquilidad que a su vez le hacia sentir pena por descubrirse tan ataviado de problemas y por haberse abandonado tanto a si mismo. ¿como había sido posible, como había ocurrido?
De repente, aquel olor fresco del bosque, el canto de los pájaros, el sonido de la naturaleza le había hecho viajar, volver hacia el interior de si mismo, a un lugar que el paso de los años había ido enterrando en lo mas profundo de su ser, sin que apenas él fuese consciente de ello ni de a dónde lo había estado arrastrando.
